REALIDAD FRENTE A MANIPULACIÓN

La manipulación, según recoge la RAE en su tercera acepción, es la “distorsión de la verdado la justicia al servicio de intereses particulares”. No encontraremos nada que describa con mayor perfección la estrategia que padece la ciudad de Vigo desde hace 15 años con el mantra percutor que utiliza el gobierno local. La definición de la Academia es exacta y es tan solo la primera parte de una receta que se completa con el populismo. Sí, esa estrategia que consiste en ofrecer soluciones simples y poco fundadas a problemas reales y complejos.

La táctica es muy conocida. No hay nada más sencillo. Si hay un problema, se busca un culpable. Nunca será responsabilidad suya, jamás. ¿Para qué asumir obligaciones cuándo puede culpar de todos los males a la Xunta y sacar rédito político?

Desgraciadamente el mensaje cala, pero saben qué ocurre realmente, que el objetivo es no hablar de su urbanismo paralizado (PXOM, Panificadora…), la nula promoción de empleo (planes municipales sin ejecutar), comercio y hostelería abandonados (sin ayudas en plena crisis sanitaria), la alta tensión prometida hace años (con supuesto hilo directo con ministros), el IEO de Vigo ninguneado… Y así podríamos seguir hasta el infinito con asuntos como la Alta Velocidad guardada en el cajón, el desastroso diseño de la A55 que diseñó el Gobierno en el que él participaba, la Salida Sur atascada, la VG-20 sin soterrar como él mismo “abanderó”…

La tragedia para los vigueses es que mientras su máximo representante elude sus compromisos, la ciudad pierde pujanza, pierde peso, puestos de empleo, empresas, comerciantes, hosteleros…

La última bufonada es tratar a sus ciudadanos sin ningún respeto y, pese a ser supuestamente catedrático de Economía, ofrecer una regla de tres simplona en la que pide miles de miles de billones.

La realidad, por mucho que lo intente, es muy diferente. En un solo Consello de Goberno de la Xunta se aprobaron este jueves 42 millones de euros para Vigo y, sumando las inversiones en el área, la cifra sube hasta los 56.

Todas estas actuaciones se rigen por el mismo patrón: una carrera de obstáculos frente a las zancadillas que ponen desde el gobierno local. Desde el Instituto de Navia a las pistas de atletismo, desde la señalización del Xacobeo a las nuevas unidades para el Hospital Álvaro Cunqueiro, desde las Cíes a la humanización de Beiramar.

En esta escalada negacionista que no tiene límites, ha llegada hasta el punto de rechazar un concierto en la ciudad. Su estrategia es capaz de negar a sus ciudadanos un acontecimiento cultural por el simple hecho de obtener una rentabilidad política, es decir, votos.

Soy delegada de la Xunta en Vigo pero a mí me gusta más decir que soy delegada de Vigo en la Xunta, porque tengo como misión mejorar la vida de mis vecinos. Les aseguro que es mi único objetivo.

No seré yo la que niegue que la ciudad ha avanzado en los últimos años, se han hecho cosas bien y cosas no tan bien, pero es momento de ver la realidad. La administración autonómica ha cumplido y seguirá cumpliendo, al menos mientras yo esté aquí. La pregunta es cuándo remará en la misma dirección, porque a estas alturas ya sabemos las razones por las que nunca pudo ejercer de capitán, mucho menos de piloto.