CABALLERO NO TRAJO EL AVE A VIGO NI TRAE LA AUTOVÍA A O PORRIÑO
Durante una visita a Vigo en mayo de 1988, un joven ministro de Transportes y Comunicaciones anunciaba la llegada del AVE a Galicia para 1993. “Cualquiera que observe el Plan de Transporte Ferroviario, verá que establece comunicaciones entre Galicia y el Mediterráneo, y Galicia y Madrid; esto es, que en el año 1993 habrá un tren de alta velocidad circulando entre Madrid y Galicia”.
No lo hubo hasta el pasado 21 de diciembre, 33 años y medio después de aquella cita. El ministro se llamaba Abel Caballero y, entonces, no existían ni la excusa de la Xunta ni el comodín del supuesto odio a Vigo del presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo.
La historia, más allá de la anécdota, ofrece un modus operandi, una forma de actuación continuada en el tiempo y que se sustenta sobre una hipérbole que trata de ocultar la realidad. Y cuando la exageración no alcanza siempre queda, hoy sí, el enemigo exterior que se parapeta tras las ficticias murallas de Santiago.
Lo hemos visto muchas veces, y lo volvemos a observar ahora, al hilo de la futura autovía en túnel a O Porriño, llamada a salvar los innumerables puntos negros que ofrece ese tramo de la A-55 hasta Puxeiros. Un proyecto anunciado a comienzos de abril de 2018 por Mariano Rajoy, todavía como presidente del Gobierno, dos meses antes de que una moción de censura nos trajese al limbo en el que estamos.
Porque 1.135 días después de aquel anuncio, todo lo que ha hecho el gobierno de Pedro Sánchez sobre la futura autovía es una adjudicación de un documento técnico y de estudio de impacto ambiental. Por fortuna, como el propio alcalde nos aclaraba en otra de sus hipérboles, estamos hablando del presidente “que más hizo por Vigo en toda la historia”.
En esta situación, Núñez Feijóo planteaba hace unos días a la ministra de Transporte una alternativa: liberar de peaje por el momento el tramo de la AP-9 entre Vigo y O Porriño. Algo que no significa que se renuncie a una infraestructura para la que, en esa misma reunión, el presidente gallego exigía conocer plazos y calendario de ejecución.
¿Y cuál ha sido la reacción del alcalde, que durante más de mil días ha guardado un silencio cómplice? Acusar a Feijóo de no querer hacer la autovía y convocar un pleno extraordinario para abordar el asunto. Esa misma sesión extraordinaria de la que no quiso saber nada hace menos de un mes, cuando la oposición municipal exigía, simplemente, que la teniente de alcalde y presidenta de la Diputación, Carmela Silva, diese explicaciones sobre el ‘enchufe’ de su cuñada, que cobró 108.000 euros de todos los vigueses por un trabajo que nunca hizo, y por lo que ha sido condenado a más de cinco años de cárcel un alto funcionario municipal.
Caballero, una vez más, exagera para ocultar la realidad; recurre a la hipérbole para desvirtuar el relato; y se escuda en la Xunta para esconder el clamoroso silencio de los hechos. Esos que demuestran que, desde abril de 2018 hasta hoy, no se ha hecho nada de aquella actuación comprometida por Rajoy y que contaba con un presupuesto de 337 millones.
El Ministro de Transportes de 1988 hubiese afirmado que la autovía en túnel a O Porriño estaría lista a comienzos de 2023. A este alcalde de Vigo le basta con echar la culpa a otros para encubrir el fracaso de sus negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Un Ejecutivo central por el que seguimos esperando en este y otros temas. Como el AVE por Cerdedo, garantizado por el alcalde en 2018 y puesto en duda por la realidad en 2021. O como la Avenida de Madrid, una obra “colosal” cuyo convenio se firmó en 2016, y que estaría lista en 2019. Grandes titulares de plazos incumplidos, de obras que no empiezan ni concluyen. Pero si algo va mal, ya saben: basta con echar la culpa a otros.
Artículo publicado en Faro de Vigo el 31 de enero de 2022.